18/2/10

REDACCIÓN DEL EDITORIAL DE LA REVISTA CA$H:


A pesar de tratarse de una revista dedicada a la economía, la revista Cash decidió abrir su editorial de Noviembre con un aplauso a la producción y al Director Tomás Bascopé de la película El Ascensor. Gracias


Editorial de Lauren Weber:

El Actual ambiente en el que nos encontramos inmersos, tan contaminados con el juego político, tanto de aquellos que nos ofrecieron el cambio como de los que representan lo viejo, nos provoca desde hastío hasta indiferencia en medio de tal presión mediática, que no nos da espacio para inhalar un aire distinto, refrescante y saludable.

Prácticamente respiramos, comemos, política, muchos quizás con indigestión y cólicos de por medio.

Por eso, cuando ante el agotado panorama político surge algo nuevo y diferente, una propuesto inédita y original, ésta merece especial atención, más aun si demuestra que, a pesar de tanta convulsión, desentendimiento y rompimiento, hay bolivianos que se dedican a crear en silencio y a su propio riesgo y costo, y que son capaces de salir de ya trillados moldes y cruzar el umbral que nos acerca al mundo, en vez de retraernos de él.

Nos referimos a la última película boliviana estrenada. El Ascensor. Una producción que como pocas se atreve a desenmarcarse de patrones ya desgastados de folclorismo, tradicionalismo y complejo de tarjeta postal turística, para alinearse con otros parámetros más universales, es decir, válidos y entendibles en cualquier parte del mundo. 

¡Oh, sorpresa! Había sido posible ser universales sin dejar de ser bolivianos, había sido posible despojarse de códigos locales que sólo los desentrañamos nosotros y hablar un lenguaje universal sin necesidad de comprometer nuestro origen. Y es muy posible que esta película atraiga miradas ya no interesadas en tipicalidades exóticas, sino de genuino interés artístico.

Muchas otras obras de países sin tradición cineasta lo han intentado y lo han logrado.

El Ascensor ascendió por encima de nuestras costumbres y hábitos artesanales, y mostró una osadía pocas veces vista.

No vale la pena entrar en detalles de la película, pero si resaltar un guión impecable e inteligente, una producción titánica para nuestro encogido medio, unas actuaciones tan sinceras como sobrsalientes, y una dirección que en su debut es capaz de ruborizar al más pintado y experto cineasta.

Y lo mejor de todo, es que son bolivianos, como nosotros.

Bolivianos que, parafraseando a Márquez, son la frescura en tiempos de aridez.

Y decimos bolivianos no en un sentido chauvinista, sino porque como usted y yo, comparten estso tiempos difíciles en este país nuestro. Y sin embargo son capaces de imaginar y plasmar un por demás generoso regalo.

Sabemos que como ellos hay otros miles de creativos bolivianos que en los arrabales de nuestro dominante centro político, trabajan silenciosamente, aunqe su trabajo no llegue a la pantalla ni a los medios, pero que hace posible que cadad día el país avnace, no por consigna ni por decreto, sino por convicción, valor y creatividad.

El Ascensor es potencialmente capaz de elevar a Bolivia a las alturas internacionales del arte y esperamos que nadie apriete el botón del subsuelo.